domingo, 30 de noviembre de 2014

Sorprendida! en el interior de la Catedral de Sevilla...
Celebrando el inicio del Año de la Vida consagrada...
Un poco "out" me dejo llevar por el organista, me siento danzando por la altura del espacio... elevo la cabeza, y poco a poco la mirada se detiene en la bóveda... simplemente observo, poco a poco contemplo...
Y me detengo en un muro, un simple muro,, de solida y clara piedra... y allí el reflejo de varios colores que proceden de las vidrieras, o de la luz de atardecer que atraviesa las mismas...
Simplemente contemplo y me dejo llevar...
Por espacio de un segundo infinito me traslado a mis raíces sintiendo deseo...
Me lleva a las inconfundibles piedras de mi tierra, "la piedra ostionera" y aumenta el deseo...
Deseo de ser como ella, porosa, permeable, absorbente, ligera... sin perder la solidez de una piedra...
Y que en ella se reflejen los colores de la vida, del amanecer y el atardecer, de las confidencias a orillas del mar, de los silencios densos, de las conversaciones misteriosas, de las conexiones regaladas, de la sincronicidad de lo acontecido y las diosiosidades reveladas...

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