lunes, 8 de febrero de 2010

un día corriente... Dios se hace presente en tí

Hace un par de días, un peque del cole, de los de siempre y para todo, me decía, llorando, "NO PUEDO MÁS"... un "compañero" le había insultado con una de esas palabras que son verdaderas y significan una gran debilidad... y por eso duelen tanto cuando las recibes como un chorro de agua helada cuando estás hirviendo, o un salpicón de un charco embarrado cuando sales limpio, impecable de casa hacia un gran acontecimiento. De pronto, en un segundo parece que todo se viene abajo, todo se estropea y se hace difícil continuar jugando, riendo, caminando...

¡Cuánto te entendí! tocaste con tu vida la mía, con tu "¡ya no puedo más! ¡estoy harto!" esa parte de mi historia que tantas veces se ha dicho a sí misma "¡ya no puedo más! ¡estoy harta!" porque recibía tantas veces esa palabra verdadera que duele porque lanzada a la debilidad sin cariño, sin intencion de hacerte crecer... la hiere


¡Cuánto te entendí!¡Cuánto te sentí!


Y en ese instante de nuevo ME AFECTÓ PROFUNDAMENTE tu "POR MÍ", por mí pasaste por todo, por eso y por mí me entiendes y comprendes , y haces tan tuyo nuestro "YA NO PUEDO MÁS", nuestras lágrimas, y llantos, nuestra debilidad dolida por la verdad tan mal dicha o tan mal recibida.

¡POR MÍ!...
¡QUÉ ACOMPAÑADA ME SIENTO EN MI DEBILIDAD! Y ¡qué cómplice de LA TUYA en ese niño, en tantos que tengo la suerte de acompañar cada día, algunas veces explícitamente, otras en silencio, en el fracaso, en la oración o simplemente estando!
¿Qué puedo yo hacer POR TI?
No te olvides de susurrarmelo cada vez. Te espero

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