domingo, 22 de mayo de 2011

Con tan sólo 22 días de postulantado... disfrutar de este largo testimonio...

Para mi la sensación ha sido como aquella que experimento cuando estoy sobre un acantilado y tengo que saltar para alcanzar el mar… Aunque pudiendo tener miedo de lanzarme porque podría hacerme daño, podría resbalar, el agua podría estar demasiado fría, a un cierto punto, e inevitablemente es un momento de instinto y basta, empujo el cuerpo adelante y ya… no perteneces más a la tierra y todavía no perteneces al mar… es un vértigo que es hermano del volar. Esto ha sido lo que he experimentado cuando mi mano ha dejado resbalar la carta de admisión al postulantado en el buzón… Ya no eran meras palabras, ya dejaban de ser discursos sobre discursos, era realidad y dejaba de ser mía.

He tratado en aquellos momentos de escuchar cada movimiento interior pero luego me he acordado que el Señor habla en la brisa y tiene su tiempo, así han pasado los días y, no obstante sabiendo que todavía tenía que seguir tantos pasos difíciles, había una ligera sonrisa en mi cara y no podía hacer nada, la sonrisa de quien sabe estar andando adelante por su camino, de estar creciendo en la verdad de si mismo con Él.

Dejar es difícil, mucho, empiezas a mirar todo como si fuese la última vez aunque en realidad no vaya a ser así; el tiempo con tu familia, el tiempo con tus amigos, decir las cosas no dichas, escuchar aquellas nunca oídas… a veces son como cuchilladas, otras como alivio para el corazón; para muchas de estas la única cosa a hacer es aprender de María y guardar todo en el corazón. También ahora, te empiezas a dar cuenta que siempre habrá alguien que tenga algo que decir, en el bien o en el mal, sobre tu elección, pero la única voz que contará más que todas las otras será aquella de Aquel que te llama a salir fuera y vivir, de aquel Jesús que un día ha encontrado tu mirada y te ha despertado aquello que estaba dormido, que te ha hecho capaz de ver la vida con ojos nuevos, que te ha ampliado los horizontes como nunca nadie ha sido capaz de hacerlo.

Vuelvo a pensar en los caminos por los cuales Él me ha dirigido, hago memoria cada día de mi historia, pienso en las palabras de Juan Pablo II, ahora Beato, en la JMJ de Roma del 2000 y a aquella frase que ha rasgado un velo en mi: “Es a Jesús a quien buscáis cuando soñáis la felicidad; es El quien os espera cuando no os satisface nada de lo que encontráis; es El la belleza que tanto os atrae; es El quien os provoca con esa sed de radicalidad que no os permite dejaros llevar del conformismo; es El quien os empuja a dejar las máscaras que falsean la vida; es El quien os lee en el corazón las decisiones más auténticas que otros querrían sofocar. Es Jesús el que suscita en vosotros el deseo de hacer de vuestra vida algo grande, la voluntad de seguir un ideal, el rechazo a dejaros atrapar por la mediocridad, la valentía de comprometeros con humildad y perseverancia para mejoraros a vosotros mismos y a la sociedad haciéndola más humana y fraterna.” No podía permanecer indiferente, estaba hablando conmigo, me estaba pidiendo alguna cosa, era tan evidente como la multitud que tenía delante de mí.

El compromiso en la Iglesia a través de los grupos aci ha sido mi primera respuesta junto al escoger una carrera universitaria que pusiese al servicio de los demás aquello que intuía pudiese ser mi talento y he escogido psicología, no sabia en aquel momento que aquella no era solo una parte de mi vocación pero un pedazo esencial en el mío crecer como mujer de reparación del corazón roto de Cristo y de los hombres.

En tantos momentos lo he dado por perdido porque pensaba no estar preparada, pero la verdad es que el pensamiento de “darlo todo” no lo he abandonado nunca, los años pasaban, la experiencia mía de joven veinteañera también, sin embargo sentía siempre alguna cosa incumplida, insuficiente… Debía tomar en serio esta inquietud constante, tenía que aclararme y reconocer Su voz en medio a todas las otras voces que tenía dentro… Tenía que tomar una decisión.

En tantos momentos de este largo recorrido de discernimiento he pensado que nunca llegaría a una conclusión, que nunca habría encontrado aquello que los otros me decían ser el momento justo, aquello en que el fruto se separa por si solo del árbol al primer toque, he tenido miedo de que ese momento hubiese pasado y yo hubiese caído al suelo sin remedio.

Existe siempre la posibilidad de negar la evidencia, somos libres también en esto, pero también conmigo que soy una que da vueltas a la cabeza, el Señor ha encontrado su manera de hacerse presente, para sostenerme… poniéndome al lado personas libres que me han acompañado y dejado tiempo y espacio para dar voz a todos los miedos, despejando el campo para dejar solo el Centro.

Mi decisión ha estado tomada y puesta en duda muchas veces, pero ha sido verdaderamente madurada cuando he dejado de pensar que los miedos tuviesen que estar todos resueltos y entonces, he pasado en medio a ellas porque para mi no son un motivo suficiente para no seguir a Jesucristo que te llama a compartir su vida y misión. Todos los amores humanos tienen un lado oscuro, no conocido, y es imposible pensar en tenerlo todo claro inmediatamente; yo he sentido claro que ya no era el tiempo de hablar sino de vivir.

Vale si, esto estaba claro en mi cabeza y en mi corazón, pero mi familia… mi familia no sabia nada. Yo soy siciliana y dicen que en el sur los lazos son mas “vinculantes”; poner fuera todo el corazón y dejarlo a merced de la imprevisible reacción de los otros no es para nada fácil y, por mucho que digan que con el tiempo la familia comprende este tipo de elección, hay evidentemente un tiempo en el cual no la comprenden y esto es lo que yo estoy viviendo desde hace un año y medio hasta hoy.

También en este caso, aquello que pensaba ser un momento que no llegaría nunca, hablar con mi padre en particular, ha llegado, cada uno encuentra su modo, su tiempo, sus palabras, yo solo he respondido la pelota al rebote de una pregunta hecha por mi padre una hora después de haber hecho mi examen final para ser psicóloga: “¿quieres hacer la escuela de especialización?” y la respuesta “no, he pedido entrar en las Esclavas”, a estas han seguido otros discursos pero no muchos; me doy cuenta de que yo puedo solo contribuir a la comprensión de ellos tratando de vivir al máximo mi vocación y dejando que el Señor hable con ellos. Aquello que hoy esta roto en mi y en ellos será reparado, aquello que esta dividido será reconciliado, y esta es una certeza de fe que me ha hecho posible vivir todo esto.

Esta ha sido una Pascua toda particular para mi, faltaban solo dos semanas a mi ingreso en postulantado, como nunca, me he sentido unida a Cristo pero al mismo tiempo he pensado que aquello que estaba haciendo no era nada ante todo este amor hasta dar la vida que Él me ha regalado, he pensado que el mío era efectivamente solo un pequeño paso para meterme en las condiciones de ser como Él y aprender a dar la vida de verdad cada día.

“Estoy en casa” esto he pensado cuando he puesto el pie en la portería de las Esclavas en Roma y toda la ansiedad, la tristeza, el saludo difícil con mis hermanos y con mi padre en el aeropuerto se ha desvanecido en una sonrisa; mi madre me ha acompañado para la entrada en postulantado y también quien me ha crecido en estos doce años de camino de fe, quien me ha acompañado en mi discernimiento y quien, aunque desconocido, me ha escrito mensajes de tantas partes del mundo para darme la bienvenida en esta nueva Familia.

El primero de mayo he entrado en el postulantado de las Esclavas con las palabras de Juan Pablo II: “No tengáis miedo a abrir de par en par las puertas a Cristo”, esto es lo que me ha permitido estar aquí hoy escribiendo estas líneas… Ya no soy solo Giorgia, sino Girogia la postulante y tengo todavía que habituarme a esto, aquello que sé y vivo es que “sé en quien he puesto mi confianza”, que duermo serena por la noche, que cada día encuentro lugar de encuentro con Él allí donde no pensaba y que aquello que no entiendo puede tener el tiempo de decantar con paz.

Vivo en la casa de Jesús y de Santa Rafaela María, me parece un buen lugar para “postulantar”!

Giorgia Laudani

4 comentarios:

Lola Vegas, aci dijo...

Giorgia... ¿ves cómo nuestra experiencia de Dios transmitida es siempre revelación, palabra y experiencia de Dios para otros?
Seamos humildes, humildes y humildes... y demos todo bien recibido con un corazón grande y rollizo. Gracias una vez más

Jóvenes en misión - Familia Misionera Comboniana en España dijo...

"Empujo el cuerpo adelante y ya… no perteneces más a la tierra y todavía no perteneces al mar…"

Creo que no hay mejor manera de definir...¡cómo me siento ahora mismo! :P

Lola, lo del corazón "grande y rollizo" me ha encantado...suena a cosquillas ^^

Un saludo para las dos...

Beatriz

Lola Vegas, aci dijo...

Gracias Beatriz, siento que te conozco de toda la vida ¿será por lo que he pedido por ti al Señor estas dos últimas semanas...? un regalo reconocer al Dios que crea y establece relaciones desde ÉL, aun sin conocernos. ¡Gracias! Y disfruta de esta tiempo con la suerte de poder compartirlo con otros/as
Nos veremos pronto ¿no?

Jóvenes en misión - Familia Misionera Comboniana en España dijo...

¡Eso espero! ^^