domingo, 6 de diciembre de 2009

Semana 2ª de Adviento


ORACION- REFLEXION SEMANAL

Esta semana pasada, 1ª de Adviento, hemos intentado afinar nuestro tacto, nuestra sensibilidad a través de las manos, esas que muestran a quello de lo que nos hemos ocupado todo el día, las personas, actividades, trabajos, y tareas cotidianas, y las hemos depositado ante Dios, en sus manos, para que Él las bendiga, y cuide y sostenga todo lo que en ellas hay. A través de nuestras manos Dios quiere hacer llegar la Buena Noticia a todos.

En esta segunda semana vamos a intentar afinar nuestros oidos y nuestros labios, nuestra voz. También Dios quiere hacer llegar la Buena Noticia a través de nuestra capacidad de escucha y nuestra palabra oportuna para que alienten, levanten y ayuden a los otros a permanecer firmes en la fe y la esperanza.

Las lecturas de hoy domingo nos hablan de ello, de proclamar el mensaje de Vida nueva, de predicar con palabras y obras.

¿CÓMO VOY HACERLO?

Se nos invita a vivir desde el oido y la voz, atentos a los susurros de Dios que, desde lo pequeño, lo cotidiano... nos llama y reclama, y atentos a las necesidades de los otros, a sus preocupaciones que nos gritan desde el silencio "acércate y hazme caso".

+ cada mañana al despertar piensa en:

- tu capacidad de escucha atenta y vulnerable: ¿cómo voy hacerlo? ¿ quién debo acercarme hoy y escuchar atento porque sé que está solo, herido, perdido, ó...? y piensa en tu capacidad de comunicarte ¿qué palabras digo a los otros? ¿de aliento o de condena? ¿hablo y me dirijo a los otros con ternura o con dureza, con comprensión y paciencia o con frialdad e impaciencia?

- y pido al Señor: "inspírame la palabra y el gesto oportuno ante quien se siente oprimido y angustiado..."

+ cada anochecer ofrezco al Señor todo lo vivido, cada persona y acontecimiento y lo deposito en Él para que lo proteja y bendiga: "padre en tus manos encomiendo mi vida y la de..." Le doy gracias por las palabras inspiradas que han fortalecido a otros y le pido perdón por las que no he sido capaz de controlar y no han ayudado.

VEN SEÑOR JESÚS, bendice mis oidos y mi boca, para escuchar y decir como Tú.

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